Atención, mujeres mexicanas. ¿Conocen bien a su ginecólogo?

Nunca creí que algún día tendría que publicar una historia similar, pero lo que acabo de pasar en México es digno de compartirlo y propagar para que a otras mujeres no les pase lo que a mí. ¿Conocen bien a su ginecólogo? ¿Están seguras? … Yo así lo creía, y he aquí lo que me pasó hace unos días.

Vivo en Nueva York, pero nunca me he fiado mucho de los médicos de acá, que siempre andan a las prisas y parecen más interesados en el dinero que en el bienestar de sus pacientes. Por eso, siempre que puedo, hago cita con mis médicos en México para hacerme un chequeo aprovechando los viajes a México para ver a mi familia.

Mi historia de horror actual empezó el pasado 22 de diciembre de 2012, cuando fui con mi hermana y mi sobrina a visitar a mi ginecólogo de toda la vida, el Doctor Héctor Sánchez-Rued, con consultorio en Lerdo de Tejada 137 Colonia Florida. Ese día, se revisaron con él mi hermana y mi sobrina de 18 años. Yo decidí hacer una cita para el 30 de diciembre de ese mismo año, la cual tuve sin muchos contratiempos. Las citas de mi hermana y mía incluían el análisis anual conocido como papanicolau, que además del precio de la consulta implicaba otros $1,000 pesos. (Alrededor de $80 dólares)

Pasó el tiempo y yo regresé a Nueva York a principios de enero, confiada en que todo iría bien. Así fue, mi hermana se comunicó con el Dr. Sanchez-Rued quien le dijo que ambos análisis habían salido OK, sin novedades, pues.

Lo que el médico no sabía es que mi hermana -por otras cuestiones médicas- necesitaba una copia física de sus análisis, por lo que comenzó a llamar al doctor y a su asistente (quien a la fecha ya ha renunciado) para pedir copia física de sus análisis. El tiempo pasó y después de darle largas por tres meses (TRES MESES) yo llegué a México este 21 de marzo de 2013 y comencé a buscar a dicho doctor para que por favor nos diera copia de nuestros análisis.

Mi breve visita a México, D.F. se convirtió en un viacrucis de 5 días, durante los cuales, el Dr. Sánchez-Rued enviaba respuestas contradictorias por texto (“Hubo un malentendido”, “los análisis se rearchivaron”, “nadie los recogió”, etc.) que solo nos hicieron sospechar que algo no andaba bien. -Todos esos mensajes de texto están guardados y en manos de mi abogado.

Al final, de mala gana, el doctor nos pidió pasar a su consultorio el lunes 25 de marzo a recoger los análisis. Ese día, mi hermana, mi sobrina y yo pasamos a su consultorio de Lerdo de Tejada 137 a las 4:00 PM. El doctor NO estaba presente, pero su nueva asistente (lleva con él apenas unos días) nos proporcionó dos hojas mecanografiadas, con un logotipo de los laboratorios PROLAIF del Distrito Federal, que poco tardamos en comprobar que eran falsos. Sí, falsos. Ni la papelería, ni el logo, ni los nombres de los “patólogos” que firman mi examen y el de mi hermana son genuinos.

El martes 26 de marzo tuve que volver a Nueva York, pero una encargada de los laboratorios PROLAIF confirmó por escrito que dichos documentos son falsos: Parte del email enviado a mi cuenta de correo asegura:

[…] asi mismo ya estan enterados los directivos de Prolaif  y como le comente a su hermana desgraciadamente por el periodo vacacional se tomaran cartas en el asunto a partir de la proxima semana le enviaremos pronto la determinacion que se tome asi mismo le reitero y nos ponemos a sus ordenes para realizar los estudios en nuestras sucursales y le comento que en efecto ninguno de los documentos que me envio proceden de nuestros laboratorios.

Tengo en mi poder tanto los análisis “originales” con logotipo y firma de PROLAIF que nos fueron proporcionados por la asistente del Dr. Hector Sanchez-Rued como el correo electrónico de PROLAIF confirmando que no fueron hechos ahí.
Exijo/demando que se haga justicia; que las autoridades procedan contra médicos faltos de ética que cobran dinero por análisis que no realizan de verdad. ¿Qué tal si yo o mi hermana tenemos cáncer de útero u algún otro tipo de enfermedad grave y nunca nos íbamos a enterar?
¿Quién es responsable?
¿A dónde recurren los mexicanos para denunciar este tipo de abusos médicos y evitar que le ocurran a otras personas?
Reitero que tengo todos los documentos originales en mi poder. Y estoy dispuesta incluso a tomar un avión de regreso a México para declarar en lo que sea necesario.